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Somos un grupo de alumnas del Grado de Magisterio de Educación Infantil del Campus de Puerto Real (Cádiz).
Nos gustaría compartir con tod@s vosotr@s algunos temas que puedan seros útiles y de interés.
¡Esperamos que os guste!

martes, 8 de enero de 2013

TEMA 4. TRASTORNOS AFECTIVOS Y DEL COMPORTAMIENTO



Este tema nos acerca al mundo de comportamiento y trastornos conductuales, centrándose en los trastornos afectivos, aproximándonos al concepto, clasificación, características, factores del comportamiento, y por último, a las estrategias de prevención desde la escuela.
En cuanto al comportamiento decir que se puede estudiar desde dos perspectivas antagónicas que intentan explicar el porqué de las conductas, estas son: la perspectiva personalista que se centra en el individuo, ya que analiza el comportamiento humano considerándolo como características individuales. En cambio la perspectiva situacioncita se centra más en el contexto, ya que considera que el comportamiento es el producto de las asociaciones que se establecen entre las respuestas del sujeto y las contingencias del ambiente.
Para que un comportamiento sea definido como problemático debemos atender a una serie de criterios que así lo definen.
Son conductas que en sí no son patológicas (no tienen funcionalidad), pero si llegan a ser problemáticas por su exceso, desfase y defecto.
En comparación con una norma de edad, ya que hay determinados comportamientos que en algunas edades es normal.
Para valorar un comportamiento es importante analizar también las características del medio educativo, social y cultural, donde se desenvuelva el individuo. También es relevante tener en cuenta que hay determinadas culturas o contextos en los que sí aceptan determinados comportamientos, y en otros no.
El comportamiento ha de ser estable, es decir, que se repita en el tiempo de forma rutinaria.
La manifestación de la conducta que afecte a la relación del individuo con su contexto donde se desenvuelve, así como que afecte a su propio desarrollo social, escolar y afectivo.

Según la DSM-IV, 2002, realiza una clasificación de los trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, de los cuales nos vamos a centrar en los Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador. Estos trastornos están clasificados en cuatro subniveles, Trastornos por déficit de Atención con Hiperactividad, Trastorno Disocial, Trastorno Negativista Desafiante, y Trastorno por comportamiento perturbador no especificado.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad

Este trastorno es muy conocido a nivel contextual y cultural, además resulta muy curioso saber que aunque su sistema principal sea la deficiencia atencional y no la hiperactividad, siempre hemos creído que se caracteriza este trastorno por la hiperactividad mostrada. El déficit atencional se define como la incapacidad persistente para el control voluntario de la atención, es decir, no es capaz de concentrarse en una tarea o acción concreta por lo que se dispersa constantemente. Este déficit actúa como buen criterio para diagnosticar este trastorno.
Otro aspecto que caracteriza este trastorno es la excesiva actividad motriz la cual desarrolla sin intencionalidad concreta. Esto es lo que se conoce como hiperactividad, ya que se muestra como el síntoma más llamativo.
Y por último, con respecto a las características principales sobre este trastorno, decir que otra peculiaridad es la impulsividad, es decir, déficit en el autocontrol voluntario, que no les hace pensar en las consecuencias que puede tener ese comportamiento.
Los síntomas que podríamos definir como secundarios son: baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, inestabilidad emocional, temperamento irascible, fracaso escolar, negativismo desafiante, trastornos de conducta, enuresis (incapacidad para controlar la orina) o encopresis funcional (incapacidad para controlar las defecaciones).

Trastornos por conductas perturbadoras

Estos trastornos constituyen alteraciones comportamentales en cuanto al choque entre el individuo y su entorno social, en los que se dan dos circunstancias, por un lado el individuo presenta un déficit en la adquisición de ciertos comportamientos que son necesarios para llevar a cabo una buena interacción personal en su contexto y edad, es decir, no aprende las normas sociales. Por otro lado, presenta pautas de comportamiento sistemáticas de violación de algunas normas regulables del intercambio social. Además existen distintos grados que van desde conductas disruptivas hasta las asociales, que tienen la posibilidad de presentarse bajo personalidad psicopática, donde la característica fundamental es la carencia total de empatía.
Una característica fundamental de estos trastornos es el negativismo desafiante, es decir niega cualquier aceptación de una norma, mostrando como síntomas, el propio negativismo, actuación ante la norma con hostilidad, y desafió ante las personas que le marcan la norma. Eso sí estos síntomas se llevan a cabo sin violaciones de los derechos de otros. En este caso es muy importante tener en cuenta el criterio evolutivo en la definición de las alteraciones comportamentales. Los síntomas asociados al negativismo desafiante son la frecuente irascibilidad, discusiones y regaños frecuentes, reacciones airadas, resentimiento hacia los demás, desafío activo de las normas que regulan la convivencia, tendencia a molestar a los demás de manera consciente y provocativa, y el rechazo a la propia responsabilidad.
Según el DSM-IV, los criterios para el diagnostico de un negativismo desafiante, son: 
  • Patrón de comportamiento durante al menos 6 meses, presentando al menos cuatro o más de los siguientes comportamientos: cólera, discusión con adultos, desafío o rechazo a las peticiones o reglas de los adultos, conductas molestas hacia los demás, acusaciones o reproches a los demás de sus propios errores, muy susceptible, rencoroso y vengativo.
  • Deterioro significativo en la actividad social y académica. 
  • Los trastornos no aparecen como consecuencia de un estado psicótico ni de un estado de ánimo.  
  • No se cumplen los criterios del trastorno disocial

Otra característica de los trastornos por conductas perturbadoras es la conducta disocial, en el que sí se violan los derechos básicos de los demás y las normas sociales. Su gravedad en las relaciones sociales y en el desarrollo del sujeto es mucho mayor que en el caso del negativismo desafiante. Ejemplo: muchos más casos de bullying vienen dado por niños que no están diagnosticados pero que tienen trastorno por conducta disocial.
Algunas de las características de la conducta disocial, es que el sujeto provoca el conflicto e inicia la agresión contra su oponente, muestra crueldad física y psicológica, con personas y animales, destruye las propiedades de los demás a menudo, frecuentemente se ve implicado en actos delictivos, actúa con violencia física. Además en edades más tempranas y trastornos leves son frecuentes la cleptomanía, las mentiras y trampas en juegos, la conflictividad en la escuela, los “novillos” y las escapadas del hogar. Esta conducta disocial puede adoptar dos formas: agresivo solitario, y grupal.

Este trastorno de conducta disocial posee unos criterios definidos por el DSM-IV, conforma un patrón de comportamiento en el que se violan los derechos de otras personas o normas sociales, manifestándose por la presencia de 3 de los criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante los últimos 6 meses:

  • Agresión a personas y animales
  • Destrucción de la propiedad
  • Fraudulencia o robo
  • Violaciones graves de normas

FACTORES DEL COMPORTAMIENTO 

   Exisiten 3 enfoques posibles:
  • Enfoque conductual.
  • Enfoque comunicativo
  • Enfoques psicosociales
El enfoque conductual, hace referencia a los antecedentes y consecuentes que lleva implícito una conducta, antecedentes como personas, fenómenos y eventos que ocurren antes, y consecuentes agradables (refuerzo positivo o negativo), o desagradables (castigo positivo o negativo).
El enfoque comunicativo se refiere a la comunicación que está inmersa en la conducta, es decir, a la forma en la que los demás la perciben.
·   Y por último, en los enfoques psicosociales encontramos que una conducta puede tener dos tipos de variables, las variables personológicas, es decir las características del individuo, dependientes de su historia previa en diversos sistemas sociales, y las variables del ambiente o contexto social.
Los factores personales son aquellos relacionados con 3 componentes básicos del comportamiento, cognitivo, afectivo, y conductual. Los factores situacionales, el comportamiento relacionado con la socialización en el hogar, en la escuela, con los iguales, y en el medio comunitario, influyendo en dicha socialización diversos factores como modelos de aprendizaje evidenciados por el conductismo, el aprendizaje de roles realizado durante la socialización, y las evaluaciones que recibimos de los demás.


ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN DESDE LA ESCUELA

Existen distintos tipo de prevención, las primarias, y las secundarias. En cuanto a las primarias, a nivel de centro podemos emplear estrategias en dos ámbitos.
En el proyecto educativo. Perspectiva multicultural en la adquisición de habilidades sociales y estrategias para tratar los conflictos; disponer tiempos para el diálogo, la comunicación y el debate, y para el desarrollo de los contenidos transversales , al mismo tiempo impulsar el respeto a la disciplina y a las normas de limpieza, trato, etc.
En el currículo. Planteamiento flexible haciéndolo significativo e interesante para los alumnos, poniendo el acento en los contenidos actitudinales.
En el ROF, la participación del alumnado.
En la comisión de convivencia, se debe actuar sobre los factores de riesgo de los comportamientos.
En el consejo escolar. Realizar una valoración de la convivencia en el centro.
En el claustro, los equipos docentes deben poner en común la información de cada aula, coordinar los contenidos, metodología, gestión del aula, y criterios de evaluación y promoción.
En el equipo directivo, estimular y garantizar las normas de convivencia.
A nivel de aula, se disponen otras estrategias en cuanto a la organización del grupo-clase, el profesorado, y la acción tutorial. Y a nivel de alumnos y familias, con respecto a las familias, informarlas de las normas  de convivencia cuando se incorporan al centro, implicarlas en la elaboración de las mismas y potenciar las escuelas de padres. Y por otro lado, respecto a los alumnos, ampliar su protagonismo en las normas de convivencia, plantear el aprendizaje de habilidades sociales, detectar sus dificultades de aprendizajes, potenciar sus asociaciones juveniles, etc.
Las estrategias secundarias, engloba varias técnicas como las técnicas para instauración de conductas que implica el reforzamiento diferencial de tasas bajas de conductas, el reforzamiento diferencial de tasas altas de conductas. Las técnicas para la intensificación o mantenimiento de la conducta, que hace referencia al reforzamiento intermitente, y a otras técnicas como el refuerzo simultáneo en diversos ambientes. Las técnicas para la reducción de conductas, como la extinción, castigo, y sobrecorrección. Las técnicas de amplio rango de aplicación, como sistemas de economías de fichas, contratos de conducta, y condicionamiento encubierto.
Y por último, la instrucción cognitivo-conductual de Donald Meichanbaum, que se encuentra basado en el desarrollo de autoinstrucción para la dirección voluntaria del propio conocimiento: Ejemplificación cognitiva, Guía externa manifiesta, Autoguía manifiesta, Guía manifiesta desvanecida, y Autoinstrucción encubierta.


CONSEJOS A LOS DOCENTES

Lo primero es asegurarse de que se trata de un caso de TDAH. El docente debe animar y motivar al niño con TDAH a conseguir sus metas, adaptándonos a las características de cada uno, desde su forma de ver el mundo y no la del adulto.
Debe tener en cuenta el diagnóstico del niño para saber en que aspectos poner más énfasis
A la hora de dar la clase es preciso sentar al niño con TDAH cerca del docente, de la pizarra, y alejado de la ventana o la puerta. Sería conveniente el trabajo por parejas, con niños más tranquilos. Debe mantenerse tranquilo y actuar en igualdad con todos, fomentando la participación activa de los pequeños, siempre de forma controlada.
Es importante que el niño con TDAH tenga claro el horario de clase y que deberes debe hacer cada día, para ello el docente debe escribirlo en la pizarra o entregárselo en un papel. Estos niños tienen dificultad para recordar las cosas por eso es necesario que lleven al día una agenda escolar y comunicados a los padres. Puede apoyarse en un código de colores para que pueda identificar fácilmente lo que debe hacer.
Para que conozcan las reglas de la clase, éstas deben ser claras, y no demasiadas, y será preciso que el docente las repita varias veces para asegurarse de que el niño las ha entendido, además de enseñarle a respetar los turnos, compartir el material y ser ordenado y cuidadoso con éste (durante todo el curso).
El docente debe convertirse en aliado del niño, éste debe explicarle lo que pasa y hacerle entender que se puede solucionar y cómo hacerlo. Puede utilizar el “juego de roles”. No debe castigar los errores, sino utilizarlos como herramientas de aprendizaje. Debe ser el líder, el niño con TDAH debe saber quien manda, jamás debe negociar con él.
Ya que estos niños necesitan de una rutina que les aporte seguridad, es preciso que se le avise cuando empieza y termina la clase o una actividad. Además debe asegurarse de que el niño lo tiene claro, creando así un clima agradable, estructurado, seguro y motivador.
Intentar que durante la clase no se hablen de temas que no tengan que ver con la lección para no distraer la atención del pequeño. Podría organizar mini-recreos para que mientras da la clase tenga toda su atención y no se aburra.
Es importante que exista una relación de comunicación fluida y colaboración con los padres, para crear efectos positivos en la conducta del niño tanto en casa como en la escuela. En caso de que el niño esté con tratamiento es necesario el contacto con su médico.
El docente puede apoyarse en sus compañeros para pedir consejos y “desahogarse” ante situaciones que no sepa controlar.

CONSEJOS A LAS FAMILIAS

La familia supone la primera institución social en la que el niño/a debe aprender a desenvolverse, y el papel que juega la familia en el establecimiento de normas y hábitos de conducta es primordial.

Uno de los primeros consejos que nos gustaría resaltar es la necesidad de que exista una estrecha colaboración de la familia con la escuela, aunque no tengan niño/as con problemas afectivos y/o de comportamiento.

En la escuela, el establecimiento de normas y pautas de conductas es una acción muy trabajada y extendida, pero en las familias, a veces, pueden darse casos de excesiva permisividad en estos comportamientos.

Lo ideal es que, en casa, se trabaje el establecimiento de normas. Para ello, es necesario que el niño/a participe en esta toma de decisiones, pues al ser sujeto implicado, será más fácil para él/la entender el por qué es necesario establecer normas, por qué debemos cumplirlas, etc.

Por otro lado, es también sumamente importante el trabajar las sanciones al no cumplir dichas normas, ya que transporta al pequeño/a al mundo de las “consecuencias” de nuestros actos: toda acción, ya sea por acción u omisión, tiene su consecuencia.

Las técnicas de modificación de conductas son, cada vez, más utilizadas por las familias con el propósito de favorecer aquellas conductas deseadas y eliminar las conductas inadecuadas.

El refuerzo positivo, la economía de fichas, el coste de respuesta, los contratos conductuales, suponen grandes aliados para los adultos a la hora del establecimiento de normas para los más pequeños.

Y, bajo nuestro punto de vista, lo más importante: la continuidad y la firmeza: ninguna técnica dará resultado si no lo aplicamos continuamente, sin excusas, ya que todo lo trabajado hasta ese momento será en vano.

Claro ejemplo de este trabajo con las familias lo tenemos en el programa de televisión “Supernanny”, conducido por Rocío Ramos-Paul, cuya línea de intervención es cognitiva-conductual, basada en técnicas de probada eficacia.

Aquí dejamos algunos vídeos que os pueden interesar sobre cómo aplicar estas técnicas que hemos mencionado:



CONCLUSIÓN

Como hemos podido ver, el tema actual es acerca de los trastornos afectivos y del comportamiento, en cuanto al comportamiento puede ser estudiado desde dos perspectivas diferentes que explican por qué se producen, pero además encontramos una serie de criterios que deben cumplir las personas para que sean consideradas con trastorno afectivo o del comportamiento.
Encontramos en este apartado la clasificación realizada por el DSM-IV, de aquellos trastornos por déficit de atención o comportamiento perturbador que aparecen exclusivamente desde la infancia hasta la adolescencia. Estos son explicados y diferenciados de los demás. Se dividen en 4 a su vez, que son:

- Trastornos por déficit de Atención con Hiperactividad
- Trastorno Disocial
- Trastorno Negativista Desafiante
- Trastorno por comportamiento perturbador no especificado

Se hace mención a los factores responsables del comportamiento dependiendo de la perspectiva desde la que se estudien: conductual, comunicativo o psicosocial.
Se exponen estrategias de prevención para las escuelas en las que exista alumnado con estas características, a los diferentes niveles en los que tenemos que actuar (a nivel de centro, de aula y a nivel individual), y aquello que no debe hacerse con ellos.
Mencionamos una serie de consejos a docentes que tenemos que tener en cuenta para trabajar y educar al alumnado que presente trastornos afectivos o comportamientos perturbadores, pero también para las familias, que además de la orientación de los profesionales quieran saber un poco más del trastorno que presente su hijo/a.

Por último, encontramos un apartado en el que se incluyen enlaces que puedan ser de interés para aquellos familiares o docentes que deseen encontrar más información interesante y/o necesaria sobre este tema.
Tenemos que ser conscientes de que con este apartado pretendemos informar acerca de este tipo de trastornos, pero si tenemos dudas de que nuestro hijo/a o alumno/a pueda presentarlo, debemos ponernos en contacto con los especialistas correspondientes y seguir los pasos que nos indican, pudiendo acudir a este espacio para poder tener mayor información o conocer aspectos que no hayan tocado en las conversaciones que hayan podido tener.

ENLACES DE INTERÉS
                                                                                                           
“El papel de los padres en el desarrollo y aprendizaje de los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad”. B. Roselló, R. García-Castellar (et. al.) 2003. Revista de Neurología; 36 (Supl 1): S79-S84.
En este artículo, varios autores hablan sobre la importancia que tienen las familias a la hora de trabajar con niño/as con TDAH, así como un estudio realizado sobre las aptitudes, niveles de estrés, etc. de los miembros de familias con niños/as con TDAH. Puedes acceder al artículo on-line en el siguiente enlace:



Guía para familias con niño/as con trastornos de comportamiento emitida por el Gobierno de Canarias. Guía on-line en el siguiente enlace:


Guía para docentes sobre la actuación con familias y niños/as con conductas disruptivas emitida por la Comunidad Autónoma de Aragón. Guía on-line en el siguiente enlace:

Guía para docentes de niños/as con TDAH/ADHD, Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica, Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente, CLINICA UNIVERSIDAD DE GRANADA. Fundación de Neuropsicología Clínica.


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