Por
todos es conocida la interpretación que ha tenido el término
discapacidad intelectual a lo largo de la historia: tonto, imbécil,
etc., los exterminios a los que se les ha sometido durante años y
“el tapar” a aquellas personas que lo sufrían.
Todo
esto cambia sobre los años sesenta del siglo pasado, cuando varios
autores (Zazzo, etc.) empezaron a explicar que son personas cuyo
“desarrollo en más lento y atípico”.
Si
leemos el DSM-IV, comprobamos que la definición técnica es:
“Alguien
con
deficiencia
mental
es cuando
se
hallan
dos
desviaciones
típicas
por
debajo
de
la media
de
su
correspondiente
población,
lo
que
equivale
a
un
CI inferior
a
70”.
Aquí
mostramos una pequeña tabla con los diferentes grados de Retraso
Mental en personas, en función de su CI:
Clasificación
|
Weshler
(WISC-R)
|
Grados
|
C.I.
|
RM
Leve
|
50-55/69
|
RM
Moderado
|
35-40/50-55
|
RM
Severo
|
20-25/35-40
|
RM
Profundo
|
Inferior
20-25
|
Las
personas que sufren RM tienen múltiples dificultades a la hora de
desenvolverse en la vida diaria: pudiendo ir desde pequeñas
dificultades motrices hasta la dependencia total de una persona.
Para
poder establecer el grado de RM que sufre una persona, en
1992, la American Association on Mental Retardation establece los
criterios básicos de diagnóstico: las limitaciones en el
funcionamiento del individuo deben considerarse en el contexto de los
ambientes comunitarios típicos de sus iguales en edad y cultura; se
han de tener en cuenta la diversidad cultural y lingüística; la
descripción de limitaciones debe orientarse a desarrollar un perfil
de los apoyos necesarios, etc.
Se
trata pues, de un MODELO ECOLÓGICO Y CONTEXTUAL: no se considera que
el “retraso mental” sea algo limitado a la persona, un rasgo de
su personalidad, sino el resultado de la interacción entre el
individuo y su entorno (Extraído
textualmente de los apuntes de la asignatura).
Bajo
nuestro punto de vista, la discapacidad del sujeto dependerá tanto
del sus características biológicas, como del entorno en el que se
desenvuelve, los apoyos que reciba, etc.
La
diversidad entre las personas con DI es tan alta como la del resto de
personas que no la sufren y, por tanto, su desarrollo dependerá de
la historia personal evolutiva y de aprendizaje, las
características propias de los contextos de desarrollo
(familiar, escolar, social), los apoyos recibidos y que se están
recibiendo,…
También
nos gustaría señalar que las personas con DI pueden presentar:
-
Retraso en el desarrollo
-
Desarrollo incompleto
-
Heterocromía del desarrollo
-
Déficit de integración funcional
Además,
también señalar que los aspectos corporales, motrices, cognitivos,
lingüísticos, etc., no se van a desarrollar de la misma forma en
todos los individuos con DI, ya que esto va a depender del grado que
presente: leve, moderado, severo o profundo.
Evidentemente,
si nosotr@s como docentes nos encontramos con niños/as que tienen DI
en nuestro aula, tenemos que saber que el grado que presenten es el
que va a definir las NEE que van a necesitar:
-
Leve: ajustes del currículo, lenguaje correcto y sencillo,
apoyos gráficos, etc.
-
Moderada: control del ambiente para su adaptación, técnicas de
modificación de conducta, etc.
-
Severa: adquirir habilidades de aseo, desarrollo de
motricidad gruesa y fina, fisioterapia, etc.
-
Profunda (no creemos que estén matriculados en centros
educativos “comunes”): fármacos, ayuda permanente, clima
afectivo, etc.
CONSEJOS
PARA DOCENTES EN LA INTERVENCIÓN CON NIÑOS/AS QUE PRESENTAN DI
Como
hemos podido ver, es necesario que los docentes tengan una base en
cuanto a la deficiencia intelectual en niños y niñas de edades
comprendidas entre los 0 y 6 años, aunque es cierto, que en muchos
casos no se conoce el diagnóstico desde un principio, o incluso
hasta edades posteriores.
Los
aprendizajes de los niños/as están delimitados por unas franjas de
edades aproximadas, no por el simple hecho de que un niño vaya más
retrasado en la adquisición de determinada habilidad, nos indica que
pueda presentar una deficiencia intelectual ni muchísimo menos.
El
concepto de DI ha cambiado mucho a lo largo de los años, y
obviamente, ya no se utilizan términos despectivos hacia este
colectivo de personas; es más, el docente tiene que verlos como un
alumno más que requiere de unas ayudas o apoyos diferentes a otros,
pero si nos paramos a pensarlo un momento, cada niño y cada niña
requiere de unos apoyos diferentes al resto, porque todas las
personas somos diferentes.
Bien
es cierto, que si un niño tiene una DI, tiene que ser diagnosticada
por un especialista, para que la docente pueda trabajar de la manera
más adecuada con el mismo, ofreciéndole todos los recursos de los
que pueda disponer, ya que como hemos visto, el alumno precisará de
ayudas muy distintas en el caso que tenga un RM leve, moderado,
severo o profundo.
Como
puede verse anteriormente, el RM será de un grado u otro dependiendo
del Coeficiente Intelectual de la persona. Pero es algo muy relativo,
no podemos dejarnos llevar por el resultado obtenido en una sola
prueba, por lo que si la docente en clase va notando que el niño
puede alcanzar un nivel mayor o menos del que se le ha estipulado,
deberá comunicarlo al psicólogo del centro o a la persona que sea
necesario para que se vuelvan a realizar las pruebas
correspondientes.
Tenemos
que ver la DI como un aspecto positivo que nos puede aportar
numerosas cosas en el grupo clase, desde conocimientos que no
podríamos trabajar sin una persona con estas características hasta
valores de ayuda y respeto que serán mucho mejor interiorizados por
el alumnado a estas edades, por pequeños que nos parezcan.
En
todo momento, el trabajo de los docentes debe ir de la mano de los de
las familias, que son el agente que mejor conocen al alumno y más
tiempo pasan con él. Pero existen casos en los que las familias son
demasiado protectoras, e impiden al niño/a que llegue a desarrollar
de manera autónoma todas las actividades de la vida cotidiana para
las que el pequeño/a está capacitado, si la docente detecta esto,
debería tener una conversación con mucho tacto con dichas familias
(y a ser posible con la presencia del psicólogo que lleve su caso),
ya que esto solo constituye un aspecto negativo en el buen desarrollo
de la persona que presenta la DI.
CONSEJOS
PARA LAS FAMILIAS EN LA INTERVENCIÓN CON NIÑOS/AS QUE PRESENTAN DI
→
LAS
FAMILIAS CON NIÑOS/AS EN EDAD ESCOLAR
a)
ESCOLARIZACIÓN EN UN CENTRO EDUCATIVO ORDINARIO.
En
este punto hablaremos de las situaciones en las que se puede
encontrar una familia que escolariza a su hijo o hija con
discapacidad intelectual en un centro educativo ordinario. Dichas
situaciones pueden ser estresantes y repercutir en el funcionamiento
del sistema familiar.
•
Enfrentarse
a la discrepancia entre su hijo o hija y el resto de sus compañeros
y compañeras.
El
recuerdo de que su hijo o hija es “distinto” agudiza el
desconcierto y el malestar.
La
respuesta emocional a ello puede ser la sobre-protección, como
respuesta a las limitaciones de su hijo/a. Esta sobre protección
hace que la relación padres-hijo o hija se convierta en una relación
tan estrecha que el infante se ve alejado del resto de iguales,
empobreciendo sus posibilidades de crecimiento y desarrollo personal
e individual; por tanto debemos intentar no caer en esta sobre
protección.
•
Recordar
que sus intereses no son los mismos que los de los otros padres o
madres.
•
En
caso de que haya otros hermanos o hermanas en el mismo centro
escolar, éstos pueden ser tratados por otros compañeros y
compañeras como si ellos fuesen también diferentes.
La
respuesta emocional de los hermanos o hermanas del alumnado con
discapacidad puede pasar por el rechazo y la negación ( ocultamiento
del parentesco) o por el exceso de protección (imposibilitando así
la relación con otros niños o niñas).
Las
reacciones emocionales ante situaciones de estrés familiar pueden
ser bien distintas.
Enunciamos
las más frecuentes a modo de orientación:
- Mostrar una actitud de “despreocupación”.
En
algunos casos, nos podemos encontrar con familias que no acuden a
reuniones, tutorías, etc. El dolor que les supone enfrentarse a la
“diferencia” es lo que las paraliza.
No
estamos tratando con familias desinteresadas por la evolución de su
hijo o hija; estamos frente a personas que requieren apoyo para
resolver el duelo que deben afrontar en esta etapa de ciclo vital.
- Mostrar una actitud de “hostilidad”.
Esta
actitud puede provenir del miedo de los padres y madres a ser
responsabilizados por el desarrollo (lento) del hijo o hija; también
puede provenir de un exceso de celo en lo que al hijo o hija se
refiere.
- Mostrar una actitud “defensiva”.
Algunas
familias esperan resultados muy irreales de la evolución de su hijo
o hija, a causa de la dificultad para aceptar la discapacidad.
b)
ESCOLARIZACIÓN EN UN CENTRO EDUCATIVO ESPECÍFICO
Algunos
sinónimos del calificativo específico son: especial, determinado,…
En muchas ocasiones las familias entienden que este calificativo del
centro al que acude su hijo o hija es el que los acompaña a todos en
casa: padres y madres “especiales”, hijo o hija con discapacidad
“especial” y hermanos o hermanas “especiales”.
La
orientación hacia centro específico, determina el comienzo de otro
tipo de proceso, en cuyo recorrido, las familias pueden pasar por
algunas de estas situaciones:
•
La
primera visita al centro educativo.
Este
momento suele resultar impactante para la mayor parte de las
familias. Es el primer contacto, en muchos casos, con el “mundo de
la discapacidad”, pudiendo resultar muy duro si la familia aún se
encuentra elaborando la aceptación de la discapacidad de su hijo o
hija.
•
El
primer día de colegio para el hijo o hija con discapacidad.
El
sistema tiene que hacer un esfuerzo de adaptación importante; el
hecho de que su hijo/a sea recogido por un transporte “especial”,
lleno de niños y niñas “especiales”, hace que la familia pueda
sentir el estigma social.
•
Los
primeros contactos con los profesionales son de vital importancia.
Las
familias acuden al centro las primeras ocasiones expectantes y
perdidas.
Las
personas encargadas de realizar la acogida deben contemplar esta
situación, ofreciendo a las familias un espacio en el que compartir
y legitimar estas emociones.
Este
momento suele ser de vital importancia, pues de él depende que la
relación que comienza profesional – familia se defina desde la
confianza y la empatía.
→ LAS
FAMILIAS CON ADOLESCENTES
Este
período se caracteriza porque el adolescente establece su propia
identidad y se diferencia de sus padres, buscando una independencia
emocional y económica.
En
esta etapa nos enfrentaremos a situaciones muy variables, de las que
dependerá el estado emocional de todos los miembros de la familia.
El
cuerpo del hijo o hija con discapacidad va cambiando, pero no al
mismo ritmo que su estado mental, emocional y social, evidenciando
aún más las limitaciones que pueda presentar.
Esta
etapa es muy difícil para las familias, pues empiezan a asumir que
su hijo o hija dependerá toda la vida de ellos, comienzan a
plantearse cuestiones relativas a la sexualidad (en el caso de las
jóvenes, con miedo a posibles abusos y/o embarazos), observan cómo
se queda sin amigos en el barrio, etc.
Todas
estas situaciones producen un estrés considerable al sistema
familiar. Si esta etapa es resuelta positivamente, sus miembros
experimentan una gran satisfacción y un crecimiento y
enriquecimiento importante. En caso de no hacerlo, las situaciones
estresantes se pueden arrastrar a etapas posteriores, lastimando
emocionalmente a todos los componentes de la familia.
ORIENTACIONES
PARA LAS FAMILIAS CON MIEMBROS CON SÍNDROME DE DOWN
→
PAUTAS
DE COLABORACIÓN
Es
necesario que la familia adopte una actitud de confianza hacia el
centro educativo y el profesorado y de respeto hacia la autonomía
del centro.
Los
docentes deben informar a la familia sobre los planes, proyectos,
dificultades y demás incidencias que se producen en el proceso
educativo de sus hijos o hijas y solicitar su colaboración siempre
que sea necesaria.
En
la propuesta de escolarización del alumnado con s.D la familia debe
participar activamente en el proceso de toma de decisiones que
afecten a la modalidad de escolarización.
En
la comunicación escuela-familia, conviene contactar con todos el
profesorado implicados en la educación del alumnado con s.D. El
tutor o tutora es el responsable del proceso educativo.
El
profesorado de apoyo y orientador/a comparten con el tutor/a la
dinámica del aprendizaje de alumnos y alumnas con s.D y colabora en
un aprendizaje cooperativo que, a su vez, crea otros apoyos naturales
dentro del aula.
El
diario de clase, así como la agenda, son de gran utilidad para
reflejar las incidencias del aprendizaje diario en el aula, recibir
las indicaciones de lo que ha de trabajar en casa o reflejar, por
parte de la familia, aquellas circunstancias que interactúen mejor
en el aprendizaje del alumnado, para conseguir así la generalización
del aprendizaje.
En
la reunión colectiva con las familias al comienzo de cada periodo
lectivo, es conveniente explicar y hacerles partícipes de los
objetivos, metodología y criterios de evaluación que se van a
utilizar durante el mismo.
CONCLUSIÓN
Para
concluir este tema procederemos a hacer una síntesis para resaltar
las ideas fundamentales que este tema nos presenta:
El
término discapacidad intelectual ha pasado por varias definiciones
a lo largo de la historia, dado los diferentes pensamientos de la
cultura de entonces hasta la actualidad.
El
DSM-IV nos ofrece una definición técnica que nos hace centrar
nuestra atención sobre dos desviaciones típicas; este modelo
también ofrece una clasificación en la que indica los diferentes
grados de RM según el cociente intelectual (Leve, Moderado, Severo,
Profundo
Las
personas con RM se encuentran con dificultades de todo tipo en cuanto
a la vida en sociedad.
La
American Association on Mental Retardation muestra un nuevo
modelo sobre el retraso mental, que se denomina Modelo Ecológico y
Contextual en el que se resalta la importancia del ambiente en el
desarrollo de una persona, depende de la interrelación del individuo
con el ambiente.
Vemos
que existen una gran diversidad entre las personas con discapacidad
intelectual, por lo que en su desarrollo se verá influenciado muchos
factores. Estas personas pueden presentar diferentes trastornos en su
desarrollo.
Nosotras
como futuras docentes tenemos que saber varias intervenciones que
debemos realizar con los niños de nuestra aula que presenten este
trastorno, dependiendo del nivel que presenten.
Importancia
de un diagnóstico precoz en estos niños y niñas para poder
intervenir y ofrecerle nuestra ayuda cuanto antes desde el ámbito de
la escuela que es el que nos requiere, y necesidad de un continuo
seguimiento del estado del niño o niña.
Sobre
este tema los docentes y demás profesionales del centro, hasta sus
propios compañeros tienen que sacar lo positivo de tener la
presencia de un alumno o alumna con estas características en el
centro, ya que nos hará reflexionar y aprender sobre nuestra propia
práctica educativa, recurriendo a intervenciones que aseguren la
mayor comodidad del niño o niña en cuanto a ser uno más en la
clase, y que sus compañeros también así lo consideren.
Por
último, decir que desgraciadamente el proceso de inclusión de los
niños y niñas con algunas dificultades es muy lento en la sociedad
donde vivimos, y que existen todavía muchos pensamientos
“chirriantes” sobre este tema, es nuestro deber y el todas las
personas de la sociedad, concienciarnos de la responsabilidad que
tenemos a la hora de desarrollar al máximo las capacidades de estos
niños y de conseguir que se sientan parte de esta sociedad.
ENLACES
DE INTERÉS
En
este enlace encontramos: Evaluación de la conducta adaptativa de las
personas con discapacidad intelectual. Valoración y usos de la
escala ABS-RC: 2 Medina
Gómez, Mª Begoña.
Universidad
de Burgos. Departamento de Ciencias de la Educación.
En
esta tesis doctoral nos ofrece instrumentos
para evaluar la conducta adaptativa en las personas con discapacidad
intelectual, haciendo mención a la “Asociación americana de
Discapacidad Intelectual y del Desarrollo.”
En
este vídeo nos enseña con ayuda de la fundación once algunos casos
reales de niños con discapacidad intelectual, además de que explica
algunas de las causas de esta discapacidad, enfermedades asociadas,
los problemas de la vida cotidiana.